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domingo, 12 de enero de 2014

Entrevista a Mateo Garralda: “En el balonmano pensábamos que éramos la bomba y no invertimos”

Seis Copas de Europa, ocho Ligas, dos bronces olímpicos, tres platas en Europeos y ser el primer jugador en levantar para España una Copa del Mundo, en Túnez, en 2005, bien sirven para decir que Mateo Garralda (Burlada, Navarra, 1969) lo fue todo como jugador de balonmano. Ahora disfruta como entrenador del Guadalajara, un equipo pequeño en esta ya de por sí modesta Asobal. A punto de volver a los entrenamientos, se presta a charlar sobre su deporte y lo que acontecerá a partir del domingo en Dinamarca. Donde también ganó una Liga.
Pregunta. ¿Qué posibilidades tiene España en este Europeo?
Respuesta. Bastantes. No hay grandes diferencias entre selecciones. Es cierto que las lesiones de Julen [Aginagalde, duda para la primera fase] y de Arpad [Sterbik] son duras; la falta de veteranía sin Alberto Entrerríos se puede notar, pero somos campeones del mundo.
P. ¿Qué va a aportar la llegada de Manolo Cadenas al banquillo?
R. Este equipo ya tiene una identidad muy marcada, que se la han ido generando los últimos seleccionadores. Ese carácter ganador se ha forjado durante muchos años. La gente que ha ido llegando se ha impregnado de él. Manolo no va a permitir que se pierda esa ambición. Es de esos entrenadores con los que no te aburres ni en los entrenamientos.
P. ¿Usted de qué entrenador aprendió más?
R. Por suerte he tenido muy buenos entrenadores y, por decirlo de otra manera, a no tan buenos. Siempre preguntaba por qué hacíamos las cosas y por qué no otras. Algunos te daban sus razones y otros incluso decían: “Lo pensaré”. Eso ya era positivo. He tenido la suerte de estar con Pastor, Cadenas, con Valero… He tratado de coger de todos lo que más me gustaba. Tengo claro que ningún entrenador puede cumplir en todas las facetas al 100%. Todos tienen carencias. Y yo más que ellos, seguro.
P. ¿Le costó cambiar el chip de jugador a entrenador tan rápido?
R. Fue poco a poco. Ya en mis últimos años en el Portland San Antonio, algún jugador, viendo cómo actuaba, me dijo que por qué no me animaba a ser entrenador. Se me quedó en la cabeza… En León pasó lo mismo. Una vez estaba en el banquillo dando alguna directriz y precisamente Manolo Cadenas me gritó: “Oye, si quieres ser entrenador te sacas el título. Mientras seas jugador, te callas la boca”. Como diciendo: “Aquí el que manda soy yo”. Después surgió la oportunidad de ir a Dinamarca y ellos mismos me plantearon la posibilidad de ser entrenador allí. Al final me apunté al curso y los veranos, a estudiar.
P. ¿Sigue teniendo el mismo temperamento que de jugador?
R. El carácter fuerte lo tengo. Lo intento sacar lo menos posible para intentar transmitir lo que creo y que los jugadores sean receptivos. Pero la manera de expresarme no va a variar. El carácter me ha llevado donde estoy, me ha levantado de lesiones después de que los médicos, grandes médicos, me tiraban a la calle, por así decirlo. Me decían: “Tú de esta no sales”. Joder que si salgo… Mi carácter es el que me ha ayudado a lograr éxitos. También a fallar. Como entrenador luego entiendes que debes amoldarte a lo que hay. La mentalidad de los jugadores es diferente a la de hace 15 o 20 años, a la tuya. Pero no sé... la gente puede decir que la manera de luchar es otra. No lo acepto. Que hay una vida de mayor confort, entre comillas con la que está cayendo, es indudable, pero el carácter de lucha está en el ser humano.
P. El balonmano no supo aprovechar el oro de Túnez 2005. ¿Qué ha cambiado después del de Barcelona, hace un año?
R. Nada. Pero es muy difícil. Este segundo Mundial pilla a España en una situación en la que las empresas se ven atadas de pies y manos para invertir. No es tiempo, o no parece serlo, para apostar por el deporte o por un deporte ganador como el balonmano. Además, esta federación lleva muy poquito ejerciendo.
P. ¿La anterior no hizo bien su trabajo?
R. Ni la anterior, ni la anterior ni la anterior. Las fichas federativas han bajado de forma escandalosa en los últimos 15 o 20 años. No se ha buscado la manera de generar ilusión, de empujar a los chavales, de crear balonmano en las escuelas. Que cada palo aguante su vela.
P. ¿Por qué no termina de despegar este deporte?
R. Porque la gestión no está bien hecha. El baloncesto, por ejemplo, en muchos aspectos nos da sopas con honda. Cuando invertían en medios de comunicación, en el balonmano pensábamos que éramos la bomba y no invertíamos un duro. “No, ya vendrán a nosotros”, pensábamos. Deberíamos adaptar sistemas que estén funcionando. Hay que darle una vida nueva al balonmano; demos un paso para atrás para impulsarnos si es necesario. Hay algo que es innegable, el balonmano a nivel de clubes a día de hoy es un deporte moribundo.
P. ¿Hay suficiente autocrítica o solo una queja permanente?
R. No sé si hay suficiente autocrítica. Existe, pero no nos remangamos y ponemos a trabajar lo suficiente. La realidad nos está pegando bofetones no cada año, cada mes. El problema no es quejarse, es ver qué estás haciendo tú para que esto vaya a mejor. En Guadalajara los jugadores del primer equipo tienen que entrenar a la cantera, se ha creado un pequeño torneo de verano para todas las categorías… Lo haremos mal, regular, pero estamos haciendo cosas para generar balonmano.


Una entrevista de Javier Lafuente para ElPaís

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